Regalo de semana

El regalo de hoy, es la reproducción de un poema escrito por mi Abuelo paterno Adolfo Luis Menció Quintero, quien fuera periodista de La Voz Lajera, también dejó escritos en Las revistas Bohemia y Carteles, así como en Primavera de San José de Las Lajas. Este poema cumple 100 años de publicado y aunque describe la época, coincide con el calor que hoy vivimos en la ciudad. Propongo hacer un viaje imaginario y vivir aquel agosto de 1913.

“Primavera” , San José. Agosto 23 de 1913
“Poema de agosto”

Cogemos la pluma,
sudando hasta el quilo,
y usando la tinta,
cual si fuera hilo
porque malamente
con gesto ripioso,
hilvanamos esto
que nombrar queremos
“Poema de agosto”.


Nos suda la pluma,
y suda el tintero
y suda la tinta,
sudan los testeros.

¿Qué esto es un ripio?
Que ya lo sabemos.
Sudan las cuartillas,
nosotros sudamos,
locos a la calle
ya nos largamos,
cuando esté este ripio
que termináremos.

Si el lector es espió
no nos desconchinfla
y al diablo nos manda
con nuestro poema
que ya sé que dicen
que es una panema
pá llenar cuartillas,
asi es así los reto
a que cual nosotros
con ritmo y donaire
hayan un poema,
ripioso, que tenga
tan graciosos aire.
El sol derritea
el seso en su estuche,
un mulo que arrea
me dice que escuche.

“Sudan las aceras”
“se sudan los mulos”
“sudan los arreos”
esto que les digo
me parece feo;
(aquí pongo higo
por que la consonante no veo)
“sudan los tranvías”,
“y los carretones”,
”sudan los faroles,
y los caracoles”,
“sudan los bombones•,”
las pipas de riego,
“se derrite un queso”,
“y dos caramelos
se comen a besos”.

Suda un vigilante,
todo por delante
con su traje azul,
azul sofocante.
La torre iglesiosa
se halla sudorosa,
y el sol que parece
del fuego una oblea,
quema de tal modo,
que nos tambalea.

En tanto en el suelo duro,
pavimentoso, el agua
y el polvo de color de oso,
riman al mezclarse;
algo pavoroso,
que el poema nombra,
poema grisoso…

Esto que se forma
estrofas escribe
en nuestros albos
pantalones blancos,
blancos pantalones,
que ya están suciosos
porque hace dos meses
que no son mudosos

A mi Pipo

Recuerdo a mi padre fuerte, enérgico, siempre presente en cada momento difícil de sus hijas o nietos. Él fue mi mejor amigo, mi consejero, el hermano. Lo recuerdo con una sonrisa en los labios. Jaranero y ocurrente por excelencia, amigo de sus amigos y de sus vecinos. Siempre con una flor en sus manos para su amada y sus hijas. Su diestra fuerte y segura extendida para ayudar al que la necesitaba. Pipo para ti todo el amor de este mundo. Hoy no te tengo presente pero tu obra vive, tus hijas son tu continuación ya reproducida en tus nietos y bisnieta. Para ti un beso bien grande y la flor más blanca y pura que exista