Hoy comparto estas memorias de mi pariente Tato, a quien quiero y
respeto por su obra, sentimiento y muchas cosas más que no vienen al caso ahora
.
Descubrí en él otra arista de su talento, saber llevar y trasmitir
sus sentimiento y lo hizo tan bien que compartiré
con los amigos, esté hasta luego a Santiaguito.
HASTA SIEMPRE TROVADOR
Santiago
Feliú nos dejó sin previo aviso, nada que pudiéramos hacer por él, la noticia
nos sorprendió en la mañana del 12 de febrero, temprano recibí la primera
llamada telefónica de mi amigo y trovador Omar Morales quien se encontraba en
el edificio de Infanta y Manglar, Omar a quien la Providencia me parece haberle
asignado el día de lo sucedido, así una vez nos sorprendió de esta misma manera
la ida de Noel Nicola. De inmediato intenté comunicarme y saber que se haría
para despedirlo, estar a su lado y junto a su familia, me comunico con Pepito
Ordaz, quien me dice que el encuentro sería a las 6 de la tarde en el Instituto
de la Música, lugar donde despedimos hace dos años a Sara González.
Nos reunimos
un grupo importante de trovadores, actores, repentistas, concertistas, toda una
gama de géneros de la cultura que admiraba y apreciaba profundamente la obra de
Santiaguito, cada cual con su guitarra, el piano y la lectura estuvieron
presentes esa tarde. Pude observar que no dejábamos de estar sorprendidos y
comentar que se nos fuera a tan temprana edad, Santiaguito tenía un talento
mágico, su destreza con la guitarra siempre me sorprendía no entendí nunca cómo
hacía para tocar la guitarra con la mano izquierda sin cambiar el orden de las
cuerdas; sus conceptos de la vida, las letras de sus canciones que desbordaban
en un lirismo con imágenes de un surrealismo tan terrenal y humano, el amor,
las guerras, la sociedad en que vivimos.
Recuerdo
haber tenido la suerte y oportunidad de haber compartido muchos escenarios con
él, la época del Guaicán y otros reencuentros. A finales de los 70 y
comienzo de los 80 participamos en muchas jornadas de la trova, el parque
Almendares fue uno de las más importantes escenarios en aquellos años, recuerdo
el Sexteto Ignacio Piñeiro, Pedro Luis Ferrer, Gerardo Alfonso, Silvio y tantos
que hoy lamentablemente no recuerdo sus nombres, en aquellos años el
vehículo de transporte eran las Guagüitas “Girón”, de ellas decíamos que tenían
asientos ”ortopédicos”, en ellas nos montábamos y recorríamos una parte
importante de la Habana y de Cuba, por aquellos años, Cabrales, Xiomara
Laugart, Angelito Quintero, Alberto Tosca, Frank Delgado, Marta Campos, Anabel
López, el grupo Distención, Mayoguacán, Moncada, Manguare, y muchos de sus
fundadores como Sara, Pablito, Noel, Virulo, Vicente Feliú, y tantos más que
sería extenso nombrar a cada uno de ellos.
Recuerdo en
una de esas giras fuera de la Habana, que viajábamos en las guagüitas “Girón”,
establecimos una conversación muy polémica que Santiaguito inicio y trataba;
sobre cómo debíamos enfrentar el tema de la creación y cómo esta debía estar
encausada en el momento que estábamos viviendo del proceso y la
revolución, se trataba de no caer en falsas imágenes simplistas y caducas, no
caer en el panfletismo barato y falta de imaginación, sino crear imágenes que
la poesía nos brinda, la metáfora capaz de enternecernos con la fuerza
desgarradora de ofrecernos el dolor, la muerte, y el amor. En concreto, para
Santiaguito era revolucionar este paraíso siendo capaces de acercarnos a la
mejor literatura. Considero que esta propuesta triunfó en su vida creativa, hoy
muchos de sus seguidores son jóvenes de 15 años y estamos nosotros, los más
viejos, por decirlo de alguna manera, que disfrutamos su alto contenido de
lirismo poético y musical.
Tengo viva
la experiencia que vivimos en Playa Larga, cuando participamos en el activo
nacional de la Nueva Trova, fue una semana de debates e intervenciones sobre el
resultado del trabajo alcanzado y su futuro, no recuerdo que esta experiencia
se haya repetido, tengo la sensación que todo quedó en el olvido, en la
medida que muchos trovadores de la talla de Silvio y Pablito por nombrar a los
más significativos, tuvieron que dejar de lado muchas de estas
responsabilidades, si no me equivoco Vicente fue uno de los últimos en este
frente y la orgánica como tal se desvaneció en el tiempo.
Con la
despenalización del dólar los tiempos nos cambiaron, los salarios bajos, se
impuso el cuc y muchos músicos de la generación de la nueva trova emigraron
para sostener su economía y a sus familias. Otros quedamos acá. Surgió la
llamada Novísima Trova que intenta buscar sus espacios de expresión y alcanzar
un lugar, al menos, para sustentarse en estos “nuevos tiempos”.
En Playa
Larga teníamos asignadas nuestras casas y por el día nos reuníamos en ellas a
descargar, eran experiencias gratificantes porque siempre había algo nuevo que
mostrar de la canción, en el portal de la casa donde vivía, Santiaguito me
enseñó su canción “Para Bárbara”, yo, un poco torpe en algunos acordes… me
cogía los dedos para señalarme el lugar donde tenía que digitar, así que
practicaba por las tardes y hasta estos días la sigo cantando, porque en ella
llevo el más vivo recuerdo de su obra y poesía, de su persona y amigo de tantas
trovadas.
Un día se
presentó en mi peña que hacía en Alamar, se llamaba “La Bicicleta”, ahí
compartimos tragos y conversación con un grupo de amigos que
participarían, recuerdo que él se salía del grupo para jugar y montar a
caballito o en sus hombros a mi hija Malena que por aquellos años tenía cinco o
seis añitos, Malenita era la candela, corrían por los pasillos, gritaban
y saltaban como unos locos, me conmovió su sencillez y su figura Quijotesca, su
pelo largo, su barba desgarbada lo hacían parecer un duende o personaje mítico
de Lewis Carroll.
Pudiéramos
hablar mucho de Santiaguito, pero hoy sólo he querido descargar este momento y
compartirlo con muchos amigos que leerán estas líneas, sé y estoy seguro que
debemos trabajar en su obra, porque esta será la memoria para nosotros y las
nuevas generaciones en Cuba y Latinoamérica.
Santiaguito
es y estará entre los mejores de la música cubana, esto que nos sirva de
reflexión para pensar en lo que nos queda por hacer, en lo que tenemos que
rescatar y publicar de muchos autores vivos y no despertarnos con la trágica
noticia que ya no están, debemos motivarnos y escribir la historia, o de lo
contrario todo se irá con nosotros.
CARLOS
(TATO) AYRESS.